Liz estaba entusiasmada. Hoy, ella y su amiga Remy iban a explorar la montaña cercana a su pueblo. Llenaron sus mochilas de agua y bocadillos. La madre de Liz les recordó que debían seguir el camino.
Liz y Remy comenzaron su caminata. El sendero era estrecho pero precioso. Vieron flores de colores y oyeron cantar a los pájaros. Liz se sentía como una exploradora.
Mientras caminaban, vieron una ardilla. La ardilla parecía curiosa y se acercó. Liz le dio un trocito de su bocadillo. La ardilla lo mordisqueó y salió corriendo.
Liz vio un pequeño sendero oculto tras unos arbustos. Le preguntó a Remy si debían explorarlo. Remy accedió y caminaron con cuidado por el sendero oculto. Era como si estuvieran descubriendo un secreto.
El camino oculto les llevó a un hermoso claro. Había mariposas por todas partes. Liz y Remy se sentaron a descansar y disfrutar de las vistas. Sentían que habían encontrado un lugar mágico.
De repente, aparecieron nubes oscuras en el cielo. Liz y Remy sintieron las primeras gotas de lluvia. Decidieron regresar rápidamente. Corrieron de vuelta al sendero principal mientras la lluvia empezaba a arreciar.
Liz y Remy regresaron sanos y salvos al pueblo. Estaban mojados pero felices. La madre de Liz se alegró de verlos. Le contaron toda su aventura.
Esa noche, Liz y Remy hablaron de su día. Decidieron que querían explorar más lugares. Hicieron una lista de otros senderos que recorrer. Liz estaba impaciente por vivir su próxima aventura.
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